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Pubbl. Sab, 19 Dic 2015

Guerra, espacios y globalización según el pensamiento de Carl Schmitt

Salvatore Aromando


La reflexión de Carl Schmitt sobre el tema de la guerra y el tema de la globalización.


"La toma de una tierra establece derecho en dos sentidos: hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro, es decir dentro del grupo que ocupa la tierra, se establece, con la primera división y distribución del suelo, la primera ordenación de todas las condiciones de posesión y propriedad. [...] En el aspecto externo, el grupo que ocupa una tierra se enfrenta con otros grupos o potencias que toman o poseen una tierra." 

"La toma de una tierra establece derecho en dos sentidos: hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro, es decir dentro del grupo que ocupa la tierra, se establece, con la primera división y distribución del suelo, la primera ordenación de todas las condiciones de posesión y propriedad. [...] En el aspecto externo, el grupo que ocupa una tierra se enfrenta con otros grupos o potencias que toman o poseen una tierra." 

(Schmitt, 2005:24-25)

 

El tema de este mes

Como he hecho en el mes de marzo, definiré el tema del que hablaré en mi rúbrica semanal.

De lo que se hablará puede ser catalogado como "los dramas del siglo XXI". Me refiero a las situaciones dramáticas y perspectivas de algún modo irresolubles a las que, la humanidad, tendrá que contraponerse o tendrá que reflexionar para no sucumbir. Estas "perspectivas y situaciones" son fenómenos generalmente advertidos por la mayoría de las personas como negativos, excluibles o necesarios vista la situación actual. Me refiero a fenómenos como la guerra, la globalización, la ecología, la inmigración, la esclavitud, etc.

Estos temas serán enfrentados a través de tres "llaves metodológicas". La primera, consistirá en el recurso a autores y argumentaciones que, de algún modo, están relacionados con las temáticas de la filosofía del derecho. La segunda, esbozará sistemáticamente, según el tópico o los tópicos de la semana, una dinámica que explique el motivo o la procedencia del fenómeno, comprendiendo, por tanto, el motivo y la modalidad por los que estas perspectivas y estas situaciones son tan actuales no obstante sean víctimas de las necesidades humanas o consecuencias de un proceso histórico perceptible. La tercera, quiere razonar de forma alternativa sobre estos temas, proponiendo al lector reflexiones divergentes a las que, generalmente, son próximas a estos tópicos.

 

El artículo

Generalmente, estamos acostumbrados a entender la guerra como la problemática principal de la humanidad. La reacción provocada por las dos guerras mundiales ha herido nuestra sensibilidad, dejando en nosotros el recuerdo "fresco" de las bombas nucleares durante los conflictos. Estas, han continuado y continuán teniendo en la memoria colectiva un lugar primario en el que se puede definir el mal absoluto o una de las verguenzas de la humanidad

Otro fenómeno reciente pero con características contrastantes y divergentes, es la globalización. Guerra y globalización pueden ser entendidas como dos fenómenos distantes y disociados, con certeza puestos en diferentes lugares de nuestro imaginario ético. 

¿Que relaciones tienen estos dos fenómenos? ¿Cómo se evalúan? Y sobretodo, ¿De qué manera el pensamiento de un teórico como Carl Schmitt, que ha dividido muchos estudios, está relacionado con el tema de la guerra y lo de la globalización? Tentamos estructurar el hilo conductor de estos conceptos esbozando, en primer lugar, algunos puntos teóricos fundamentales del pensamiento del jurista alemán.

En mi opinión - y creo también la de muchísimos estudiantes de Derecho - Schmitt no es un pensador entusiasmante durante los estudios de filosofía del derecho por dos motivos:

  • el primer está ligado, aunque sea a trompicones, a la aproximación del teórico al régimen nazi;
  • el segundo, se sitúa, en la aparente simplicidad y discordia de sus análisis y la crudeza de sus sentencias, totalmente diferentes a la visión del mundo del ser humano. 

Tomándolo nuevamente como objeto de estudio tras mucho tiempo y conservando mi primera distancia sobre su pensamiento, tengo que concordar con la segunda opción (recién mencionada). Para mí, actualmente, resulta fácil afirmar que la reflexión del teórico alemán presenta una profundidad increíble e importante, dado que su pensamiento resulta fundamental para entender la evolución y las características del político y las dinámicas actuales del mundo occidental. En relación al espíritu de la temática mensual anteriormente mencionada, creo que hablar de Schmitt sea útil para reflexionar sobre dos dramas de la modernidad: la "guerra" y la "globalización".

¿Cuál es el punto común entre estos dos conceptos y el pensamiento de Schmitt? ¿En qué consiste este último?

Podemos individuar como base del pensamiento de Schmitt, el concepto de "político" (no de política). El político es una dimensión indisociable, o sea, el lugar donde se encuentra una comunidad y un espacio territorial definido, lo que permite su definición y su contraposición a otras comunidades. Siempre existe (y existirá) el "político". En las palabras de Schmitt el político es una mera contraposición entre un amigo (público) "interno" y un enemigo (público) "externo" a una determinada comunidad o a un determinado espacio. Por ejemplo, el Estado italiano es el territorio donde trabaja el político, o sea dentro de su frontera, en contraposición a lo que está situado fuera de su frontera (los otros Estados y sus ciudadanos). 

La posibilidad de gestionar y organizar este espacio es la tarea del nomos y es el fulcro de la base teórica del pensador alemán. El nomos es el resultado de las 3 fases que caracterizan la justificación política dentro de un determinado espacio: el coger la tierra, el dividir y el compartir de su propriedad, la organización/producción/consumo. Estas tres actividades son "el hilo conductor" entre el Estado y las personas que viven en su territorio que, en efecto, representan el nomos de la tierra

Estas tres fases se identifican en el nomos, relacionando y justificando el orden constituido en un espacio, consecuentemente, la presencia de una comunidad dentro de aquel espacio. 

La defensa del espacio contrapuesto a otra comunidad, es tarea del "político - como contraposición" y se refiere al Estado (para Schmitt el sujeto político por excelencia): a él se refiere la gestión de todas las medidas necesarias a la protección de este espacio-en-oposición y de los que viven dentro de este espacio. 

Esta oposición no es amistosa. Sólo puede ser amistosa cuando resulta necesaria (a los objetivos de la comunidad). El enfrentamiento legítimo y más honesto para esta contraposición es la guerra.

La misma estructura del Estado lleva consigo algunas consecuencias según Schmitt. La primera es que no puede existir un solo Estado (por ejemplo, un Estado mundial), un único espacio del político, al contrario, tantas pluralidades en contraposición. La segunda se refiere a relación de contraposición que lleva los Estados a relacionarse a través de la guerra: por tanto es posible afirmar que la estructura política-como-Estado tiene como consecuencia la guerra contra otra estructura de la misma (de otro Estado). 

El carácter necesario de esta forma es "natural": guerra, espacio y político son ciertamente, para el estudioso, las dimensiones consecuentes de la naturaleza humana. En la opinión de Schmitt, es inútil pensar negativamente la guerra dado que, es necesaria solo como definición de la comunidad y presencia en el espacio. Además, la guerra, entendida como algo guiado por la política cerca de un punto-objetivo único (el enemigo), es esencial para confluir la violencia natural del ser humano. La guerra es justa y necesaria: la relación del político, en su forma natural, es pura y perfecta.

En conclusión, según Schmitt, si la guerra y los espacios (ubicados políticamente) son "buenos y justos", siendo formas perfectas del político en la historia del Occidente, típicas de los Estados modernos. El teórico identifica la globalización como mal absoluto y punto de ruptura de esta estructura. 

La globalización es el fin del nomos. La pierda de cada frontera, de cada "tierra" y de cada distancia, bien consolidada en el siglo XIX, poco a poco se está destruyendo por causa de la tecnología y la economía mundial. La guerra actual, para el alemán, no se identifica más en la tierra y la contraposición de los espacios fisicos (amigo/enemigo/político), al contrario, es una guerra civil mundial donde la ingerencia de los Estados más fuertes desde el punto de vista económico y político, hacen que el mundo sea "un Estado mundial" o "un conjunto de espacios" disociados por el nomos.

A través de este sistema, la guerra civil mundial (por tanto, el terrorismo) podría no tener fin dado que no existen más las fronteras y algo a conquistar. Excluyendo el extranjero, el único enemigo que queda es la misma humanidad. Para Schmitt, el Estado es la ultima llamada para la humanidad que se pierde a sí misma. Criar un Estado mundial sin oposiciones podría llevar, siempre segundo el modelo de Schmitt, a no confluir y "ritualizar" la violencia.

El pensamiento de Schmitt tiene que ser considerado para analizar el mundo actual y, como ya hemos dicho al comienzo de este artículo y no obstante las críticas que el ha recibido, esta profecía se está concretando.

Un pensamiento como este considerado aberrante oculta una reflexión, analizada superficialmente en este artículo.

En conclusión, vale la pena preguntarse si el ser humano pueda vivir sin guerras y, en qué lugar y en qué forma su esencia pueda ser recuperada. ¿Estamos seguros de que la guerra sea el mal absoluto o es solo un mal necesario?  

 

Bibliografia

G. Marramao, Passaggio a Occidente. Filosofia e globalizzazione, Boringhieri, Torino, 2003.

C. Schmitt, El nomos de la tierra. En el Derecho de Gentes del Jus Publicum Europaeum, Ed. Struhart & Cía, Buenos Aires, 2005